Sunday, August 15, 2010

UN AÑO NUEVO MUY TRISTE (12 semanas de edad)

Al igual que en los últimos años, decidimos pasar la fiestas del 2009 en la casa de mis suegros en Maryland. Nos encanta ir ahí porque recibimos toneladas de cariño y nos miman tanto que parece que estuviéramos hospedándonos en el mejor hotel del mundo. Desafortunadamente, una semana después de llegar, Santiago experimentó su episodio más severo de XGJ y el número de lesiones prácticamente se triplicó en cuestión de días. Yo sabía que podía desarrollar más ronchitas ya que nuestra dermatóloga nos lo había advertido, pero nunca pensé que le pudieran salir tantas!. Empecé a preocuparme por su futuro, me imaginé a otros chicos haciéndole burlas, a mamás impidiendo a sus niños a jugar con él por temor al contagio y más que nada me afligía pensar que la gente solo viera sus granitos y no a él. Mi suegra, que es pedagoga, compartía mis temores y nos pasamos muchísimo tiempo pensando en cómo prevenir lo inevitable. En aquellos días, solía comenzar todas mis frases con “Estoy preocupada…” y como mi marido bien lo dijo: “la única cosa peor que vos preocupándote todo el tiempo por Santiago, es mi mama y vos, juntas, preocupándose todo el tiempo por él”. Por esos días, mi gordito andaba muy mal con su problema de reflujo y vomitaba casi todas las noches. Además, cada vez que hacía caca, parecía que le dolía mucho y algunas veces hasta lloraba. Yo sabía bien que no era inusual para los bebés vomitar todos los días cuando son así de chiquitos y que la mayoría ponen caras de dolor cuando están haciendo caca. Pero no podía dejar de preguntarme si era el XGJ que le estaba creciendo internamente lo que lo tenía tan molesto. Volví a mis investigaciones por internet y enloquecí a mi esposo hasta que me ayudó a encontrar publicaciones médicas en Google Scholar. Estaba cansada del “bla, bla, bla” de los sitios básicos, quería leer “la verdad de la milanesa” que contaban las publicaciones médicas especializadas en el tema. Bueno, si alguna vez trataron de leer una publicación de este tipo sin ser doctores, ya se habrán dado cuenta que es prácticamente una misión imposible!!!. Cada dos frases necesitás buscar algo en el diccionario que generalmente está definido con otra palabra que también hay que buscar. Encima de todo, agreguen el hecho de que el inglés es mi segundo idioma, y ya tienen la receta perfecta para una madre frustrada y al borde de un ataque de nervios. Año nuevo llegó y como mi cumpleaños es el 1º de enero, mi suegra cocinó una deliciosa comida en mi honor e invitó a algunos buenos amigos y familiares cercanos para celebrarlo. Pasamos una cena tan agradable que, cuando el momento de ir a una “Fiesta de Fin de Año” llegó, me olvidé de ponerle el sombrero a Santi y por Dios, que caro que lo pagué!. A nuestra llegada, fuimos presentados a un montón de personas, incluido el nieto muy saludable de la dueña de casa, de 5 meses. Llegó entonces nuestro turno de presentar a Santiago y aunque nadie dijo nada, me di cuenta cómo la gente miraba “disimuladamente” sus ronchitas. Trataba de mantener la calma, cuando la anfitriona de la fiesta se acercó y poniéndose la mano en la boca me dijo: “Por Dios, que le pasó a este bebé en la cabeza” con cara de horror. Intenté minimizar su comentario y le contesté que Santi tenía una condición dermatológicas, benigna que se iría sola con el tiempo. Se marchó sin decir nada más, pero el daño ya estaba hecho, no podía aguantar las lágrimas un segundo más. Justo en el momento que le estaba diciendo a mi esposo que me quería ir inmediatamente, el hijo de la dueña de casa, y padre del bebé sanito, se nos acercó a preguntar por las ronchas de de Santi. Dejé que mi esposo respondiera, sabía que si abría la boca me iba a largar a llorar a mares ahí mismo y enfrente de todos. Una vez que mi esposo terminó de explicar la versión corta del XGJ cutáneo, el señor dijo: “…que bueno saber que va a desaparecer. Tengo unos amigos que tienen un nene con cáncer…” y continuó comparando nuestra situación con la de sus amigos sin darse cuenta. No hace falta que les diga que a las 11 de la noche del 31, yo estaba en la cama llorando y sin energías para componerme. A la mañana siguiente me levanté sintiéndome igual y me quedé en cama casi todo el día. Por suerte me agarré el peor resfrío que tuve en años, lo que me daba la excusa perfecta para no salir de mi cuarto. Sabía que estaba cayendo “oficialmente” en una depresión y no me importaba.

* Mi más sincero agradecimiento para Diego Marqués, quien espontáneamente decidió traducir este texto como gesto de apoyo!

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